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28 de septiembre de 2008

EUROCOPA F9TORRES Entrevista a Ramon Marcote TVGA

La televisión gallega acudio a la playa de estorde para entrevistarme y hacer una valoración de fernando torres.

5 de julio de 2008

EL Negro de la Playa de Estorde



REPORTAJE: Alemania 2006
- A un día del España-Francia

El Negro de la playa de Cee


"Torres debe su cambio de ritmo a sus partidos infantiles sobre la arena, según Ramón Marcote, preparador físico del Atlético B"



DIEGO TORRES - Leipzig - 26/06/2006
Ramón Marcote, preparador físico del Atlético B, guarda una foto muy querida. En ella aparece un flaco de 11 años dominando el balón. La tarde declina y el chico juega sobre el lecho marino, liso y apelmazado. Es la cancha natural que forman las mareas bajas y que igual sirve para mariscar que para jugar al fútbol. El niño es su amigo y paisano Fernando Torres. El mismo que se formó como jugador en las playas gallegas de Cee y que quiere ser el martillo de España.

Fernando Torres- RICARDO GUTIÉRREZ

"Francia no está muerta. Que nadie se engañe. Pero pienso estar en los cuartos", afirma el ariete
Cee, en la Costa de la Muerte, es el pueblo de los padres del delantero y el del preparador. Presentado por Marcote, Torres se incorporó con 11 años a la pandilla de los mayores. Comenzó a jugar con ellos todos los días en la playa de Estorde. Hoy, Marcote considera que aquellas jornadas pudieron servir para consolidar la base física de un atleta natural al que Luis Aragonés se refiere como El Negro. "Torres ganaba siempre unos torneos en los que la resistencia y la fuerza eran los verdaderos jueces. Lo hacía contra chavales de 17 o 20 años. Durante los dos meses de verano, día tras día, pasábamos horas jugando. Ese cambio de ritmo diferente, ese puntito de forma que tenía al principio de curso cuando era cadete y juvenil, puede ser que fuera gracias a la playa. Pero no hay una base científica para asegurarlo", recuerda Marcote.
Ahora Marcote ha colgado sus fotos de Torres en Internet (mata-dor.blogspot.com/) aprovechando que mañana se medirá con lo que queda de la defensa más atlética del fútbol en el último decenio: Thuram, Gallas y Makelele. "Francia no está muerta", advierte Torres; "tiene jugadores decisivos que saben que es su última ocasión de ganar un título juntos. Que nadie se engañe. Será durísimo. Pero pienso estar en los cuartos".
Torres piensa en Brasil. Y en Berlín. No lo hace desde la timidez de sus primeros partidos en la playa ni desde la pura intuición. Pertenece a la clase rara de los delanteros estrategas. Se siente un líder. Fue capitán de la selección sub 16, de la sub 17 y de la sub 20. Mañana no llevará el brazalete. Pero es la referencia de muchos de los jóvenes. Con Casillas, Reyes, Iniesta, Cesc y Ramos forma el núcleo de la ola renovadora. Un cambio silencioso que Luis ha impulsado. El técnico suele reprimir su cariño y admiración por Torres. Pero le aprecia tanto que cuando le valora eleva su nivel de exigencia por encima del resto. A ningún otro le ha dado más minutos desde que se hizo cargo del equipo, en 2004.
"Estoy acostumbrado a la presión", asegura Torres; "pero en la selección la exigencia es mayor porque el margen es menor. Es obligatorio ganar y no hay tiempo para rectificar. Sin tanta presión, estaría más tranquilo. Pero hay jugadores como Raúl, Puyol y Albelda que son los que tienen que tirar del equipo porque son la referencia".
El delantero asume la responsabilidad con el propósito de cambiar el destino de España. Mañana tendrá la portería de Barthez a mano. "Del pasado Mundial", lamenta, "nos eliminaron de forma injusta. Siempre se dice que España no pasa de los cuartos y nadie se acuerda de ese día en que quedamos fuera por culpa de un árbitro. Eso me da más ganas de revancha. De demostrar que la última vez estuvimos a punto y que en este Mundial lo vamos a conseguir".
El desafío es histórico y personal. Torres es el segundo máximo anotador, con tres tantos, uno menos que Klose. Después de varios años jugando como segunda punta, vive cómodo como definidor. "Es desagradecido. Si no marcas, igual no tocas el balón", dice; "cuando te mueves como a mí me gusta, bajando a recibir, cayendo a banda, entras más en contacto con él, pero es más complicado tener ocasiones. Llegas al área tras correr 50 metros y no estás fresco".

Fernando Torres pasó largos veranos metiendo goles en un arenal de Galicia

Fernando Torres pasó largos veranos metiendo goles en un arenal de Galicia
El autor del gol que le dio a España la Eurocopa compartió fútbol con sus amigos en Dumbría y Corcubión.

Lunes, 30 de junio de 2008

XORNAL.COM I A Coruña.- Fernando Torres (Madrid, 1984), autor del gol de España en la final de la Eurocopa, fue una estrella del Atlético de Madrid y ahora lo es del Liverpool. Pero mucho antes triunfó en campeonatos de verano que se jugaban en la Costa da Morte. Sus mejores galopadas las ensayó al lado de sus amigos en la playa de Estorde, en Cée.Según informa el diario La Voz de Galicia, la conexión gallega de Fernando Torres hay que buscarla en su padre. José Torres, natural de una aldea de Boqueixón (Santiago). Tenía el genio del fútbol 6 años de edad cuando su progenitor decidió establecer su base para veranear en la Costa da Morte. Fue un poco por azar. Pasó por Estorde y le gustó. Y allí la familia se hizo con un pequeño apartamento frente a la playa donde desde hace casi 20 años no perdonan las vacaciones.Allí, en la pequeña playa de Cee, Torres hizo amigos. Norman, Xacobe, Ramón. Son muchos los vecinos de su quinta de la zona que pueden decir que jugaron con Torres. "La primera vez que lo metí a jugar al fútbol con la pandilla tenía 10 años", recuerda Ramón Marcote, amigo de Torres y preparador físico de las categorías inferiores del Atlético -también ese trabajo se forjó en torno a la pandilla de entonces-. "Era veloz, ágil, versátil, con cambios de ritmo muy agresivos, no le veías grandes alardes de calidad, pero sí fuerza, potencia. Jugaba con un punto diferente", dice Marcote. Y aún tenía 10 años. "Era muy delgado, y en los partidos en la playa corría como un loco", relata su amigo en el mencionado diario coruñés.

Fernando Torres, 'Fernandiño'

Entrevista a Ramón Marcote:Preparador Físico de la Cantera del Atlético de Madrid

«En el fútbol profesional ruedan cabezas muy rápido»

En el año 2000 comenzó a trabajar con la cantera del club colchonero y llegó a ser el cuidador del segundo equipo
Autor: E. E.
Fecha de publicación: 3/7/2008

A Ramón Marcote Pequeño (Cee, 1977) le gusta el fútbol. Lo lleva en la sangre desde pequeño. Confiesa que siempre quiso ser jugador. Pasó una década en la Unión Club Cee y tocó también el Carnota. Y muchos años jugando en la playa y en torneos de la zona con Fernando Torres. A los 17 decidió que había que estudiar. Y lo hizo en lo que le gustaba. Se licenció en A Coruña en INEF y se fue a Madrid con 23 años a buscarse la vida para llegar, un buen día, al Atlético, donde sigue trabajando.
-¿Cómo empezó a trabajar en el club?
-Me fui a Madrid a trabajar en lo que pudiera. Primero lo hice en el Ayuntamiento. Conocí a gente relacionada con el Atlético y ahí empezó todo. Me presentaron a Toni Muñoz, director deportivo del fútbol base, y me llamó. Estuve dos años con los benjamines y los alevines. El segundo año empecé como preparador físico del equipo juvenil nacional y al año siguiente me ofrecieron trabajar con el tercer equipo y no lo dudé. Repetí al año siguiente, y a mitad de temporada me propusieron ser preparador físico del segundo equipo, en Segunda B. -¿Cómo es la experiencia de trabajar con un equipo de esas dimensiones? -Empecé al año siguiente, con José Manuel Sosa como entrenador. La verdad es que no fue una buena temporada ni para el club ni para mí. Me rompí el tendón de Aquiles y estuve tres meses de baja. Cuando volví las cosas no iban bien. La directiva decidió fichar a otro entrenador para el Segunda B. A pesar de que no fue una temporada muy allá, se consiguió sacar a algunos jugadores que llegaron a jugar con el primer equipo, como Marqués, Jacobo o Víctor Bravo. En el aspecto de formación fue un buen año y a nivel personal una experiencia inolvidable, con las exigencias propias de un equipo así. Lo que te queda son ganas de volver a vivirlo. Si pudiera ser en Galicia, mucho mejor. -Dejó el segundo equipo, pero siguió en el Atlético. -Cuando llegó el nuevo entrenador se trajo a todo su cuerpo técnico y yo tuve que dejar el puesto. Al final llegué a un acuerdo con el club y me quedé como preparador del juvenil de división de honor y con el juvenil nacional. -¿Qué diferencia hay entre preparar a equipos pequeños o clubes profesionales? -En el segundo equipo del Atlético la diferencia es la repercusión que tiene todo. Hay un gran seguimiento, se televisan los partidos. También hay una presión muy grande ante resultados adversos. En esos equipos se analiza todo, lo bien hecho y lo mal hecho. No hay nada que deje de ser importante. -Parece algo estresante. -Lo es, mucho, sobre todo si las cosas no van bien. Hay demasiada gente pendiente y buscando culpables. En el fútbol profesional ruedan cabezas muy rápido. Es un mundo muy inestable. -Pero usted aguanta. -Los preparadores físicos somos más estables que otros cargos, como los entrenadores.
-¿Cuáles son sus planes para el futuro?
-No tengo miedo de coger cualquier equipo grande. Estoy deseando una oportunidad y me siento preparado. El año con el segundo equipo me sirvió para curtirme. -¿Y no le tiraba más hacerse futbolista? -Mi ilusión, como la de todos, era esa, pero nunca llegó una oferta y tiré por la calle de los estudios.

El Niño que creció en la Playa de Estorde

Fernando Torres pasó largos veranos metiendo goles en el arenal de Estorde y compartiendo fútbol con sus amigos en Dumbría y Corcubión
Autor: Eduardo Eiroa

Brillar en la Eurocopa es el último paso de una carrera que, a los 24 años de edad, no puede ser larga, pero sí que ha pasado por distintas etapas. Fernando Torres (Madrid, 1984) demuestra hoy su olfato. Se juega con la selección un gran título. Tal vez el más importante de su vida deportiva. Pero antes de llegar ahí, antes de convertirse en estrella indiscutible del Atlético de Madrid primero y del Liverpool después, metió muchos goles en los equipos juveniles del club madrileño. Y otros muchos en los campeonatos de verano que se jugaban en la Costa da Morte.
Y es que el Niño mito fue antes niño, sin mayúsculas, regateando balones con su pandilla de amigos en la playa ceense de Estorde.
Aquella pandilla marcó su vida. Aún hoy Torres regresa con frecuencia a Santiago, donde mantiene relaciones personales fraguadas en esa esa época, una década atrás.
La conexión gallega de Fernando Torres hay que buscarla en su padre. José Torres, natural de una aldea de Boqueixón (Santiago). Tenía el genio del fútbol 6 años de edad cuando su progenitor decidió establecer su base para veranear en la Costa da Morte. Fue un poco por azar. Pasó por Estorde y le gustó. Y allí la familia se hizo con un pequeño apartamento frente a la playa donde desde hace casi 20 años no perdonan las vacaciones.
Allí, en la pequeña playa de Cee, Torres hizo amigos. Norman, Xacobe, Ramón. Son muchos los vecinos de su quinta de la zona que pueden decir que jugaron con Torres. «La primera vez que lo metí a jugar al fútbol con la pandilla tenía 10 años», recuerda Ramón Marcote, amigo de Torres y preparador físico de las categorías inferiores del Atlético -también ese trabajo se forjó en torno a la pandilla de entonces-. «Era veloz, ágil, versátil, con cambios de ritmo muy agresivos, no le veías grandes alardes de calidad, pero sí fuerza, potencia. Jugaba con un punto diferente», dice Marcote. Y aún tenía 10 años. «Era muy delgado, y en los partidos en la playa corría como un loco», relata su amigo.
Desde entonces, el astro comenzó a jugar en las pachangas. Las dos semanas de verano se las pasaba detrás del balón, en la playa de Cee o en los campeonatos de fútbol que se jugaban en la zona.
El ariete del Liverpool, el finalista de la Eurocopa con la selección, sabe lo que es pasar por el campeonato de fútbol playa de Ézaro (Dumbría) o por el de fútbol sala de Corcubión, o por el maratón de fútbol de Cee. Año tras año repetía con los amigos, hasta que la estrella empezó a brillar demasiado. Ganó con España el Mundial sub-17. Tenía 16 años, fue el máximo goleador y elegido mejor jugador de aquella cita. A los 17 debutaría con el primer equipo. Aquel partido, en segunda, fue contra el Leganés. A los cinco minutos había vuelto loco al equipo contrario y logrado la expulsión de uno de sus jugadores. Al año siguiente le tocó Aragonés como entrenador. «Aún se le ve hoy esa forma de ser, tiene mucho carácter, no deja que le den collejas porque sí», cuenta Ramón Marcote.
Torres lo ha logrado casi todo en el fútbol. Ya no pasa desapercibido y hace tiempo que no se deja caer por Cee. Su familia aún se relaja en Estorde, pero el Niño del Liverpool anda menos por la Costa da Morte, esa zona donde, tal vez, se forjaron sus mañas con el balón.

Desde la Playa de Estorde : ¡¡¡Enhorabuena Fer ¡¡¡¡

GRANDE GRANDE GRANDE

ERES EL MÁS GRANDE


TU FAMILIA DE LA PLAYA DE ESTORDE TE DA LA ENHORABUENA

TE LO MERECES


TE QUEREMOSSSSSSSS

xavi y fernando torres (video)

En este video podemos ver como el pequeñajo de mi primo habla sobre Fernando Torres, el cariño con el que le recuerda. Un crack.
Un abrazo fuerte Fer.... Nuestra familia te deseamos lo mejor y que nos sigas haciendo disfrutar con tus goles.

7 de febrero de 2008

Las Lagrimas de Moncho

29 de Mayo de 2006
por Patricia Cazón Trapote. Diario AS
nuncatedireminombre.blogspot.com

Acabó el partido y él lloraba, él lloraba con la intensidad de una pérdida, con la amargura con la que se llora cuando se ha dado un paso irreversible. Y no, no era así, pero Moncho lloraba apartado en una esquina de un vestuario como si fuera la primera vez en su vida, como se llora en la última. El Atlético Aviación se jugaba el prestigio y la categoría en esta mañana de junio. Allá, a Butarque, acudieron veintidós chavales con la ambición de tocar el cielo de Leganés en este día que, parecía, estaban destinados ya al infierno de la Regional Preferente. Este era el último día, estos los últimos noventa minutos de una temporada en la que pocas veces salieron del descenso, de la línea roja que separa la Tercera del pozo de la preferente. Un infierno, sí, sobre todo para un filial que lleva el apellido del Atlético de Madrid como segundo nombre. La grada, aséptica, vestía los colores contrarios. Apenas había gente, apenas había rojiblancos. El árbitro pita, los jugadores se conjuran, el principio de un posible adiós comienza. Roberto, Basilio, Quillo, Galán, Urraca, Juanje, Márquez, Otero, Ulises, Expósito, todos nombres desconocidos para el fútbol en general se dejan el alma en el césped con la importa de formar parte de la historia rojiblanca, con la ambición de que este sólo sea un paso más en carrera de ser futbolista a secas. Cuando la vida de alguien, la historia de un club, de un equipo, se termina en noventa minutos, sean buenos o malos, los corazones llevan otro ritmo, cada latido más, es uno menos, lo dice el marcador. Y la radio, la radio es en realidad quien dictamina la situación. Los rojiblancos de Butarque viajan a Santa Ana y a Carabanchel sin moverse de su asiento. Si ellos ganan, el Atlético pierde. Pasan los minutos y así sucede, el futuro del Aviación está en el infierno. El partido acaba, cuando los minutos rebasan el noventa, los corazones no corren, vuelan. La sentencia está a punto de caer, el Atlético se aleja de su categoría y, de pronto, un barullo en el área y un héroe que surge, Expósito. Un balón que entra, una afición que grita, unos periodistas que se abrazan, alguien que llora, Moncho y unas lágrimas que saben a Tercera.

14 de octubre de 2006

Crónica desde Cee de la rotura de un tendón de Aquiles

¡Gracias, gracias a todos!

Por Ramón Marcote Pequeño.
Preparador Físico del Club Atlético de Madrid B
Ya han pasado unos días y desde la tranquilidad de la Playa de Estorde, en mi tierra gallega, tierra que ya os presente hace unos meses, tenido mucho tiempo para pensar y asimilar todo lo que me esta tocando vivir. Ya las cosas se ven de otra forma, lo que todo era negro, ahora empieza a aclararse, ese angustioso túnel en el que uno entra sin saber ni como ni porqué, empieza a llegar a su fin, y hace verdadero eso que tantas veces hemos oído, que dice que “no hay mal que cien años dure”; uno entiende que las cosas hay que afrontarlas con optimismo y aprende a pensar que todo lo que sucede seguro que es por algo. El tiempo pasa y nos enseña a encontrar en los abatares de la vida, en esas cosas inesperadas y por supuesto no deseadas que nos pasan su lado más positivo, porque de lo contrario nos ahogaríamos en un mar de lamentaciones que seguro no nos conducirían a buen puerto.

El relato de lo que sucedió nadie lo podía haber contado mejor que Mata. Como él dice, no se trata de una noticia, no tiene, ni mucho menos, una relevancia especial, simplemente se trata de lesión más, una de tantas, la lesión de un amigo suyo, y por eso decidió compartirla con vosotros; sin embargo lo importante de las “historias” es como uno las vive y el contexto en el que uno las vive. Y Mata, amigo, me gustaría que conocieses como vivía yo ese día imborrable para mi recuerdo.

Todo comenzó como cualquier otro día de trabajo en el Cerro del Espino.
A las 9 de la mañana estaba allí, revisé el entrenamiento, a las 10 estábamos empezando, salió bien. Al acabar, reunión de cuerpo técnico, como siempre.
A las 12 como habitualmente me metí en el gimnasio, cuatro cositas para quitarme el gusanillo y mantener la forma (nunca se sabe cuando puede llegar la oportunidad.....), todavía me gusta entrenar.

A eso de la 13:15 ya estaba vagueando en el gym por lo que lo mejor era irse a la ducha. Entré en el vestuario, y cuando me estaba desatando las botas, entró Adelardo, si, si Adelardo, el hombre que más veces se ha enfundado la elástica del Atlético en la historia. Recuerdo su primera frase “que botas ¡Te las ha regalado Torres ¡eh!”. Adelardo conoce mi relación de amistad con Torres. Bueno, el caso es que comenzamos a hablar; rectifico, yo escuchaba y aprendía de la humanidad que desprende esta leyenda viva del fútbol en cada palabra, tendrían que escucharle; a mi ya me había ganado hace unas semanas cuando me regaló una foto firmada con todos sus títulos conseguidos en nuestro Atlético (seguro que ésta no la tiene mucha gente). El asunto es que entre palabra y palabra los minutos fueron pasando y se acercaban las 14:00 del jueves 28 de octubre de 2006, hora en la que los veteranos juegan su partido habitual de entrenamiento. El día anterior había estado tomando una cerveza con Antonio Sanz y con Toni (buenos amigos) y había adquirido el compromiso informal de participar en el partidillo del jueves con los veteranos; ya casi había decidido dejarlo para otro día, pero le comenté a Adelardo que un día me quedaría a jugar, al escucharme me animó a que no demorase más ese día, que me lo pasaría bien.

A eso de las 13:45 llegó Luíz Pereira al vestuario, venia a jugar. Se fumó su pitillito habitual, como siempre lo ha hecho antes de jugar un partido, pregúntenle. Sin caer en la cuenta, me encontré en el mismo vestuario, charlando probablemente con los dos mejores futbolistas de la historia del Atlético de Madrid (o eso me cuentan, yo no he podido verlos jugar), un honor.
El asunto es que el “olor a fútbol” crecía y me entró el “subidón”; tenía que participar en aquel partido. Nos bajamos los tres, Adelardo, Pereira y yo ¡casi nada¡ llevaba buena carta de presentación. Al llegar al campo 1 me encontré con muchos conocidos, entre ellos el incombustible y divertido, San Román ¿le han visto dejar de sonreir alguna vez? Yo no. Me dice Adelardo “si conoces a éste ya no te tengo que presentar a nadie, este es el que manda”; San Román me da un abrazo y nos reímos.

Iba a jugar con Toni, con Kiko, Pantic,Pereira, Pedraza, Luís García, Mena etc...Este partido no me lo iba a perder; se imaginan las sensaciones de compartir balón con verdaderos futbolistas?
Todo empezó bien, Pereira me dice “tu de medio centro que eres joven y corres…jajaja”, ahí me puse. (a mandar Don Luiz). En la primera jugada que enganché la pegué bien desde fuera del área con mi zurdita e hice un buen gol “gracias Mena, la portería no es lo tuyo, jajaja…”
Lo siguiente que escuche es que Kiko dijo “…vamos a tener que hacer revisión de fichas, aquí han venido profesionales…” (nadie se acordará, pero yo si). Trivialidades para cualquiera, pero para mi eran palabras de elogio , venían de Kiko uno de los futbolistas más emblemáticos del Atlético; a éste si le he visto jugar, y mucho.(Siempre recordaré su gol en la final de Barcelona 92). Anda que no iba a vacilar toda la semana, estaba jugando con la “Cream de la Cream” de la historia atlética y por encima voy y hago un gol. Lo recordaré de todas formas.

Me lo estaba pasado bien, estaba compartiendo cancha y pelota con verdaderos futbolistas, estaba disfrutando de sudar al lado de grandes leyendas del balón…no lo han soñado ustedes alguna vez…. faltaban pocos minutos para acabar el partido, “me estaba sintiendo grande por un día, me sentí futbolista”. El día podía haber sido perfecto pero el destino decidió que ese día “el tendón de Aquiles” se erigiese en protagonista, se rompió (como le ha sucedido a la mayoría de los más grandes, yo me rompí jugando con los más grandes, algo para contar), me rompí; tal vez el tendón quiso despertarme de la manera mas dura del sueño que estaba viviendo; los sueños son solo sueños y dejan de serlo cuando nos despertamos; cruel manera de despertar de un sueño tan dulce.

El resto ya lo conocéis, os lo ha contado Mata.
El tendón se recuperará, todo quedará en una anécdota que, con el paso del tiempo recordaremos todos los que allí estábamos, pero a mi siempre se me quedará en el recuerdo que un día compartí césped con extraordinarios jugadores de diferentes décadas de uno de los mejores Clubes de Europa, El Club Atlético de Madrid. ¡Yo esto si lo podré contar!

Por cierto este partido nunca terminó, así que cuando vuelva lo acabaremos.

AGRADECIMIENTOS

Ya solo me queda agradecer el apoyo y el cariño recibido por todos en ese dia y en los posteriores que sin duda no fueron fáciles.
Uno se da cuenta en momentos como estos, de la gente que de verdad te quiere y te aprecia y quienes son los que siempre van a estar ahí.
No quiero olvidarme de nadie por lo que a todos los que os habéis preocupado os doy las gracias de corazón.
Pero quiero dar las gracias de manera particular a tres familias que desde hace tiempo considero mi propia familia:
A la familia Torres (Flori, Jose, Fernando, Isra, Olalla y Mari Paz (gracias por estar ahí,))
A la familia Ronco (Juanjo, Lidia, Oscar y Mónica).
A la familia Atlética, a todos veteranos que estaban allí que desde el primer momento se volcaron conmigo y me apoyaron (Toni, Pedraza, Pántic, San Román, Kiko, Luíz Pereira, Richi, Ricardo Ferreras……..no recuerdo los nombres de todos, pero para todos mi mas sincero agradecimiento)
Y a los buenos amigos que en un día como este demostraron que lo son (Antonio Sanz, sin duda la amistad creció; Paloma, Matallanas y Nini, Toni y Carlota, Petón, Nuria, Nati, Manel…..), para todos gracias.

Gracias , gracias a todos.

30 de septiembre de 2006

Crónica de la lesión de Moncho

Por Javier gomez Matallanas en mata-dor.blogspot.com

"El preparador físico del Atlético B se rompe el tendón de Aquiles"
No pasaría de un bolo en un diario deportivo. Y siempre que el Atlético de Madrid B, el Madrileño, vaya, jugara en Segunda división en vez de en Segunda B. Pero la lesión de Ramón Marcote trasciende al puesto que ocupa en el filial rojiblanco y se cuela en este foro por la amistad que me une a Moncho.
Todo sucedió el pasado jueves. Llamada de Anto: "Moncho se acaba de romper el tendón de Aquiles, ahora le llevan a FREMAP. Llama a Toni". Toni Muñoz informa al minuto desde El Cerro del Espino: "Estamos en el vestuario esperando la ambulancia, ahora le ingresan y creo que le operarán esta noche". En tres cuartos de hora me personé en FREMAP. Allí ya estaba Exposito, jugador del Alcorcón e íntimo de Moncho. Y continuaba Toni Muñoz con su hija Carlota. José Manuel, el gerente del hospital, se volcó. "Tenía llamadas perdidas del Pechuga (San Román), de Pedraza y Toni. Se ha tenido que romper alguien importante, pensé..." Y alguien importante es. El preparador físico con más futuro de España, que a sus 28 años ya está en el segundo del Atlético y a quien esta lesión no le va a frenar su fulgurante carrera. Moncho estaba roto. "Jobar, estaba en la gloria, jugando un partidito con los veteranos del Aleti. Ahí con Kiko... y zas, voy y me rompo. Pensé que me había dado una patada Toni, pero se ha roto solo", recordaba Moncho en unas declaraciones que le saqué micro en ristre. E intercedió Toni: "Ha sonado como una madera rota, igual que cuando se le rompió al Juan Carlos, el cordobés, ¿te acuerdas, Mata?"
La habitación 316 de FREMAP, una habitación con solera e historial de ilustres lesionados ya que en ella convalecieron Juninho, López o Kezman, se empezó a llenar de amigos para apoyar a Moncho. El buen rollo del campechano Miguel San Román ("no sé si has pasado la prueba para jugar en los veteranos, ya veré cuando te recuperes"), la llegada de Petón con sus mil anécdotas y batallitas futboleras, sus amigas Pa, Nini y Mari Paz, su amigo Oscar y su hermana, las llamadas de Nuria y Natalia del club, de Sosa, el entrenador, las llamadas cada hora de Antonio Sanz y Fernando Torres, que estaban con su agenda mediática repleta y acudieron en cuanto pudieron.

La visita de Soco, Socorro Morales, el delegado eterno del Madrileño (en la foto con Moncho), la llamada de Kiko a mi móvil para preguntar por mi colega: "Hemos parado el partidillo, nos hemos quedado fríos, no veas como ha sonado, gordito, y lo estaba haciendo bien, le acababa de marcar un gol a Mena, que se puso de portero, a mi me sonaba, ¿no había jugado con nosotros al fútbol 7?", preguntaba el capitán Narváez con su divertido torrente verbal... Vamos, que las horas previas a la operación se sucedieron rápido, entre colegas, ayudando a Moncho a olvidar el dolor de ese maltrecho tendón roto como una caña.
Y llegó el enfermero para bajarle al quirófano. Madridista, el enfermero, se tuvo que ‘comer’ como Petón entonaba la letra y la melodía del himno del Atlético mientras la cama avanzaba por el pasillo y no aceptó apostar, el enfermero, para el derbi de mañana. A las diez de la noche llegaron 'Fer' y Anto, volvieron sus amigos Oscar y Mari Paz, también llegaron Oli, Flori, Jose y Perfe. La intervención fue todo un éxito y Moncho estará en unos meses dirigiendo de nuevo los entrenamientos del Atlético B. Anto se quedó a dormir con él en la habitación. Al día siguiente, Torres volvió a verle antes del entrenamiento. Y a eso de las doce le dieron el alta. Hoy se va para su Galicia natal. En su pueblo, en Cee, con el precioso paisaje de fondo de la Playa de Estorde donde jugaba con Fernando todos los veranos, pasará la primera fase de su recuperación. Mañana no se perderá el derbi. Y va con 'Fer'. Por supuesto. Cuidado con el tendón, Moncho, no votes cuando marque...

21 de junio de 2006

Fernando Torres vuelve a jugar el "mundialito" de la playa de estorde.

La Forja de un Campeón
Por Ramón Marcote Pequeño.
Preparador Físico del Club Atlético de Madrid "B"
*Fernando Torres, un niño que llevaba un futbolista en el alma y un campeón en el corazón*
Le veo correr, le veo luchar, le veo talento, cada vez le veo más talento, le veo ilusión, le veo derrochar pasión, le veo dejarse el alma y el corazón, y sin duda, le veo querer se campeón.Y todo eso no es fruto de la casualidad. Eso se lleva dentro, con eso se nace y con eso llegará tan lejos como él quiera llegar.
Todo esto me hace recordar a aquel niño que conocí hace 11 años ya. Era un día cualquiera de una tarde de verano en la Playa de Estorde (en Cee mi pueblo, en la provincia de la Coruña), donde Fernando y su familia suelen pasar las vacaciones, cuando mi hermano pequeño se acercó con su nuevo amiguete se llamaba Fernando; era bajito, delgado, espigado, rubio, pecoso y tremendamente tímido, pero eso si, con una mirada decidida y que denotaba una gran seguridad en si mismo; mi hermano, insistente como ninguno, defendía a capa y espada que este niño era un fenómeno jugando al fútbol, porque había fichado por el Atlético de Madrid (que iba a decir, era su amigo) y me repetía una y otra vez que tenía que dejarle jugar con nosotros en los partidos que organizabamos en la playa. Así lo hicimos. En uno de los muchos partidos de fútbol que solemos disputar en la arena de la playa le pude ver jugar por primera vez. En una hora de partido no le escuche ni una sola palabra, su timidez se lo impedía, pero sin duda pude ver a un niño con un corazón de campeón. Corrió, luchó, peleó... No escatimó ni un solo esfuerzo, no renegó de ninguna pelea, no se acobardó con ningún rival por muy mayor que éste fuera. Y además, manejaba el balón y el juego de una manera inusual para un niño de su edad. No nos lo podíamos creer, tenía 11 años, estaba jugando con chicos de 16- 20 años y se dejó el alma como si fuese el partido más importante de toda su vida. ¡Por dios, simplemente era un partido en la playa!
Nunca podré olvidar ese día porqué al finalizar el partido todos nos rendimos ante ese niño y no pudimos hacer otra cosa más que felicitarle.
Ese espíritu de sacrificio unido a un extraordinario dominio técnico y a su capacidad de interpretación del juego para un niño de su edad nos sorprendió a todos. A partir de ese día comenzó a participar en todas las pachangas que se organizaban, ya no tenía que pedir permiso para poder jugar, nosotros le buscábamos para que jugase. Nos había conquistado en un solo partido.
Cuando caía la tarde, a eso de las 8 de la noche, la pandilla solíamos organizar un pequeño torneo en la arena seca, lo llamábamos “el Mundialito”. Lo organizábamos tarde porque a esta hora ya no quedaba mucha gente en la arena de playa…y bueno, un poco de cortesía siempre esta bien.
Este torneo consistía en un todos contra todos con un solo portero. Los jugadores que conseguían marcar un gol salían de partido y descansaban hasta que tan solo quedaba uno que era el eliminado y así sucesivamente hasta que se eliminaban todos los jugadores excepto dos. Estos dos disputaban lo que llamábamos la gran final. Esta gran final la ganaba el primero que lograra tres goles. Como se puede entender este juego era un “rompe piernas”, donde la resistencia y la fuerza solían ser los verdaderos jueces del mundialito mucho más que el propio fútbol.
A pesar de ser tan solo un niño de 11 años, Fernando era de los que solía jugar las finales.
Al cabo de los años los finalistas seguíamos siendo casi siempre los mismos, pero si los primeros años, cuando Fernando no contaba con más de 11,12,13 años nos resultaba relativamente sencillo vencerle, cuando ya tenía 13, 14 y 15 años era Fernando quien contaba sus finales de 'mundialito' por victorias.
A medida que se iba haciendo mayor y más fuerte decidimos llevarlo con nosotros a los torneos de verano de fútbol playa que se celebran en pueblos de "A Costa da Morte". Fueron varios los torneos que disputamos juntos, y hubieran sido más si la profesionalidad no hubiera llamado a su puerta. Nuestro equipo era un equipo de amigos rebosante de ilusión y ganas de disfrutar del verano con el deporte que más nos apasiona, el fútbol. Nunca conseguimos ganar ningún torneo juntos, pero puedo decir que nunca he disfrutado tanto como compartiendo campo con Fernando Torres, mi amigo, "mi hermano". La pasión, el coraje, el pundonor y el amor propio con el que disputaba cada minuto, son dignos de elogio y motivo para sentirme orgulloso, ahora cuando es uno de los futbolistas más importantes de Europa y sobre todo cuando tan solo era un niño.
Recuerdo los mundialitos, los torneos de penaltis, los partidos en arena mojada, los campeonatos de FUT 7 en arena de playa, los torneos de voley playa, las torneos de baloncesto, pero sobre todo recuerdo las risas, las conversaciones, los abrazos, las bromas, los juegos. Recuerdo su timidez, su espontaneidad, su amabilidad, su disponibilidad, su saber estar, su humildad...Y lo que más me enorgullece, es que hoy 11 años después, ese niño que un día conocí en la playa, sigue siendo igual. Y ésta es sin duda es su mayor virtud.
Ha conseguido crecer tanto que todas sus virtudes personales y futbolísticas han conseguido confluir hasta convertirle en una persona y en un futbolista extraordinarios.
“La forja de un campeón, un futbolista que empezó a ser campeón cuando era niño y un niño que siempre tuvo alma de futbolista y corazón de campeón”.
Su predisposición, su derroche físico y sus manifestaciones creativas cada vez más frecuentes en el juego, intrincadas en un funcionamiento colectivo cada vez más definido de nuestra selección están consiguiendo hacernos vibrar como nunca con “la roja”. ¡Gracias España, gracias Fernando!
Me emociono al hablar tan libremente del pichichi del mundial, pero es que yo le conocí con 11 años y le vi crecer jugando al fútbol en arena, por lo que para mi sigue siendo “un niño”.Un niño que ¿por qué no?, y aunque parezca un poco osado permítanme esa licencia, tal vez haya forjado en la arena de La Playa de Estorde gran parte de sus virtudes futbolísticas y personales.